Elegir un buen dominio para tu página web de escritor es crucial para establecer una buena presencia en línea. Si todavía no tienes tu web propia, pero sí has comenzado a plantearte que es el momento idóneo para ponerte con ella, puede que te estés haciendo una pregunta que nos hemos hecho todos en su momento: ¿cómo elijo un nombre de dominio para mi web de escritor?
Dependiendo de cómo te hayas iniciado en tu carrera de escritor, puede que tengas algunas opciones en mente o no.
En este artículo te voy a dar 5 consejos a la hora de elegir el dominio para tu web. Además, te doy 5 claves a tener en cuenta si prefieres que un profesional se encargue de todo, inclusive la búsqueda y compra del dominio y el alojamiento web.
Antes incluso de saber si crearás tu web con WordPress, Blogger o cualquier otra plataforma (aunque, si ya me conoces desde hace tiempo sabrás cuál es mi opinión al respecto), te preguntarás cuál es el dominio perfecto para tu presencia en internet.
Mi primer consejo es que busques una plataforma donde tener el dominio y el alojamiento juntos y que no sea, a ser posible, WordPress.com ni similares para evitarte migraciones engorrosas más adelante.
En esa plataforma concreta puedes hacer una búsqueda sobre si el dominio que tienes pensado está libre, algo que te recomiendo hacer con varios antes de elegir el definitivo. Y, ahora, los 5 consejos a la hora de elegir el dominio para tu web.
Lo ideal sería que utilizaras tu nombre completo o el pseudónimo con el que escribas. De esta forma estarás creando una marca de escritor coherente y tu web será encontrada al poner tu nombre en el buscador.
Por ejemplo: mi nombre es Mary L. Torres y mi dominio de autora es www.maryltorres.com. Es fácil de encontrar, ya que el lector solo tiene que conocer mi nombre para encontrar mi web en Google.
Es por eso por lo que no es recomendable utilizar el nombre de un libro o una saga, por ejemplo. Tampoco deberías utilizar pseudónimos muy rebuscados o nombres de usuario con los que se te encuentre en las redes sociales. Con el nombre de libros en el dominio tu web quedará obsoleta en cuanto vayas aumentando tu catálogo.
Con tu nombre, sin embargo, estarás creando tu marca de escritor alrededor de tu nombre.
Si tu nombre está compuesto por dos nombres propios y dos apellidos, a lo mejor te conviene utilizar una variante algo más sencilla en tu dominio. Por ejemplo, acortar uno de los nombres o de los apellidos, por poner un ejemplo. Evita el uso de guiones, números complicados, palabras difíciles de deletrear o combinaciones largas de números y letras.
Prueba diferentes combinaciones para el nombre del dominio que todavía estén libres y anótalas antes de elegir la definitiva. Mientras más sencillo sea el dominio, más posibilidades tendrás de que el lector se acuerden de él y visite la web otras veces.
Asegúrate de que el dominio no infrinja derechos de autor ni esté demasiado cerca de otros nombres de escritores famosos. Esto es importante para evitar problemas legales y para construir tu propia marca de manera única. Puede que en un principio te parezca interesante utilizar un nombre de dominio parecido al de otro escritor que tenga una marca potente, pero, a la larga, podría resultar una mala idea. En especial si escribes el mismo género o uno muy parecido.
Recuerda que una de las tareas importantes con tu página web será hacer SEO para que tus lectores te encuentren de forma más fácil en Google. Si hay alguien con mucha relevancia que está delante de ti en los resultados de búsqueda, será difícil superarlo.
Este punto no es tanto para el nombre de dominio en sí, pero sí para la optimización posterior. Ten en cuenta siempre el género literario que escribes y déjalo claro en el subtítulo de tu web y en tu logotipo (en caso de tenerlo). De esta manera, estás comunicando de forma directa quién eres y a qué te dedicas.
No te recomiendo utilizarlo en el nombre de tu dominio porque, si quieres dedicarte a la escritura de forma profesional, tu carrera será larga y puede que más adelante sientas interés en otros géneros y que tu catálogo ya no se limite a un o dos, por ejemplo. En ese caso, tener el género que escribes en el nombre de tu dominio, podría llegar a generar confusión.
Ten en cuenta cuáles van a ser tus objetivos a corto, medio y largo plazo. Si te decides por un nombre de dominio con tu nombre propio o tu pseudónimo, estarás pensando a largo plazo, ya que esto no es un tema que vaya a cambiar en dos o tres meses y puede que tampoco en cinco o seis años.
Es por esto por lo que te recomiendo que tampoco utilices el nombre de un libro o de una serie de libros para tu página web como escritor. Puede que también te resulte interesante registrar los dominios con un nombre parecido o con diferentes variantes de tu nombre y luego redireccionarlos a tu dominio principal. También te recomiendo que la terminación de tu dominio sea siempre «.com» ya que suele ser la primera opción por la que buscará el lector.
Si quieres tener una página web y te has decidido a trabajar con un profesional, también tendrás que hacer tú mismo la elección del nombre. Puede que el profesional con quien decidas trabajar te asesore y te ayude con el registro del dominio también, pero la elección final siempre será tuya.
En caso de que un profesional vaya a ocuparse del registro de tu dominio (o dominios), te voy a dejar a continuación 5 claves a tener en cuenta para que el proceso se realice de manera adecuada y que tú tengas el control sobre tu presencia en internet.
Asegúrate de que el dominio y el alojamiento web se registren a tu nombre para que tú tengas el control total sobre ello. El diseñador web con quien trabajes necesitará tener acceso a tu panel de control, pero recuerda que estos datos son tuyos y que son de vital importancia en caso de que, el día de mañana quieras trabajar con otro profesional.
Así que no tengas miedo nunca en preguntarle al profesional con quien quieras trabajar cuál es su proceso a seguir en lo que al registro del dominio se refiere. Si trabaja con un servidor compartido en donde te ofrece el alojamiento para tu web, debes saber que, de alguna manera u otra, seguirás estando atado al profesional incluso aunque más adelante cambies a otro para el diseño de la web.
Tener acceso al panel de control de tu dominio y de tu alojamiento web va estrechamente ligado con el punto anterior. Para este panel de control necesitarás un usuario y una contraseña que deberá ser proporcionada por el diseñador web con quien trabajes incluso aunque él o ella se haya ocupado de hacer el registro.
A través del panel de control tendrás la posibilidad de realizar cambios en tus datos personales o bancarios, renovar el dominio o contactar con el soporte en caso de tener cualquier tipo de problema en tu página o alojamiento web.
Asegúrate siempre de que la información de contacto asociada al dominio sea la tuya y que esté siempre actualizada. Esto incluye la dirección de correo electrónico, tu nombre y dirección postal y tus datos bancarios. De esta manera las notificaciones más importantes te llegarán siempre a ti, ya sea por algo en tu cuenta, en la página web o relacionado con la renovación del dominio.
Ten siempre un ojo en la fecha de vencimiento del dominio. Lo más recomendable es que la renovación sea automática para evitarte problemas. De esta forma, cada año en la fecha en la que hiciste el primer registro se te cargará en tu banco sin que tú tengas que hacer nada.
Si no tienes la renovación activada puede que pierdas el dominio de forma accidental y también todos los datos que tengas en tu alojamiento web (tu página web completa).
Si te has decidido a dejar todo lo relacionado con tu página web en manos de un profesional, ten referencias del mismo antes de comenzar a trabajar. Ya sea por recomendación de alguien, por los testimonios y trabajos en su página web o por su propia presencia en línea. Haz una búsqueda rápida en internet para saber con quién vas a trabajar y no tengas miedo de hacerle todas las preguntas que tengas con relación a su proceso de trabajo.
Recuerda que tanto la web, como el alojamiento y el dominio deben de ser tuyos y que tú tendrás siempre la última palabra sobre todo lo que se haga.
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