5 consejos para optimizar tu tiempo siendo mamá

Yo no sé tú, pero a mí ya me costaba muchísimo hacer todas mis tareas pendientes antes de ser mamá. Y ahora, a veces, ni te cuento. Ya llevo dos semanas acostumbrándome a nuestro nuevo concepto. Papá se queda un tiempo con la peque, yo he vuelto al despacho a medio tiempo y poco a poco empezamos con la guardería para la beba. Por eso y por otras razones tengo más bien un poco paradas mis demás tareas. Hoy vengo a dejarte 5 consejos para optimizar tu tiempo siendo mamá que a lo mejor también pueden ayudarte a ti.

Si tú eres de las que te agobias un poco cuando no consigues hacer todo lo que tienes pendiente, entonces eres de las mías. Hasta el día de hoy he tenido que trabajarme mucho (y todavía trabajo y trabajaré en el futuro) mi propia mentalidad al respecto y mis ganas locas de hacer todo porque TENGO QUE HACERLO OBLIGATORIAMENTE. Antes de meterme al lío, déjame que te diga algo. Si tú también eres de las que piensa como yo, aquí va: NO, no tienes que hacerlo todo. No tienes que conseguir todas las tareas de tu lista y, por supuesto, no tienes que conseguirlo en un tiempo récord.

 

Lo reconozco: era de las que tenían que hacerlo siempre todo

Si has llegado hasta este artículo porque te ha llamado la atención del título y te has encontrado entre estas líneas, entonces ya sabes cómo es ser así. Hace unos años me sentía agotada todo el tiempo, me pasaba el día haciendo cosas. Cuando llegaba la hora de irme a dormir tenía la sensación de que no había avanzado nada. También reconozco que antes de la maternidad trabajaba a tiempo completo, lo que se traduce en un horario que suele matar el día. Y, a pesar de ello, siempre quería escribir, llevar mis redes, promocionarme, seguir otras cuentas y brindar amor, seguir aprendiendo más y más sobre diseño. Y todo eso a nivel profesional. Luego, por supuesto, también estaban la pareja, la familia y la escasa vida social.

Has hecho las cuentas, ¿verdad que sí? Y no te salen, ¿me equivoco? A mí tampoco me salían por aquel entonces. Poco después de caer en un abismo inmenso y no verle salida a nada, me busqué ayuda. Y, cuando lo hice, comencé a ver las cosas de forma muy diferente.

 

Cómo me ayudó a darme cuenta de que tenía que cambiar el ser mamá

Cuando me quedé embarazada había comenzado a ir algo más cuesta arriba, me sentía algo mejor y la ayuda que había buscado había hecho que viese de nuevo el vaso medio lleno. El saber que me había quedado embarazada fue una buena torta. De esas con la mano abierta. Creo que ya lo he comentado otras veces, pero, en un principio, me sentó muy mal. Pasadas dos semanas, el susto de mi vida se convirtió en un futuro lleno de oportunidades.

¿Que a qué me refiero? ¡Fácil! Por supuesto que un bebé cambia una vida completa y eso yo lo sabía muy bien. Y, por supuesto, fue mucho peor de lo que me había imaginado. De hecho, el terremoto me duró los primeros seis meses de la vida de la pequeña. Y, entonces, comencé a remontar. En el artículo anterior ya conté qué me hizo darme cuenta de que, en realidad, tenía mucho tiempo al día que podía aprovechar. Así que comencé, poco a poco, a dar los pasos que me han ayudado en los últimos tres meses a escribir el borrador de una novela después de unos cuatro o cinco años.

Optimizar tu tiempo

 

Optimizar tu tiempo trabajando las prioridades

Suena a consejo de cajón, ¿verdad que sí? Pues resulta que el problema está en que, a veces, se nos olvida lo más básico. Desde hace varios años trabajo separando mis tareas “privadas” de las “profesionales” porque eso me ayuda a priorizar. Por supuesto, cuando hacemos nuestra lista de cosas pendientes, todo nos parece la prioridad número uno. Pero te digo algo: da igual que lo creas, no todo es tan importante como creemos.

Aquí 5 consejos que me ayudan a priorizar y que quizás puedan ayudarte a ti:

  1. Divido mis tareas en privadas y profesionales. Y las divido de forma radical, con dos planificadores diferentes. De esa forma, cuando estoy concentrada en, por ejemplo, hacer cosas relacionadas con la escritura, no veo todo lo que tengo que hacer en casa y viceversa.
  2. No suelo anotar más de 3 tareas por día. Los días en los que se me acumulan demasiadas cosas hago lo posible porque no sean más de 5.
  3. La tarea (¡máximo 1 por día!) prioritaria la destaco. En mi caso, la subrayo. Y, además, siempre es la primera que hago cuando tengo el tiempo de hacer algo.
  4. Entre las tareas siempre anoto 1 ó 2 que sea muy fácil de hacer. Cosas del tipo: encender el lavavajillas o mirar el buzón. Son cosas muy sencillas pero que, al poder tacharlas rápido te motiva a hacer lo siguiente de la lista.
  5. Al anotar las tareas las divido por días. Aunque estemos a lunes, suelo anotar las tareas a lo largo de la semana. Si por ejemplo termino las tareas del día y todavía me sobra algo de tiempo, puedo hacer algo de algún otro día que pueda tachar. Así, para los días que tenga menos tiempo, no me agobio pensando en que tengo “demasiado” por hacer.

 

Otras prácticas que me ayudan a no estresarme de más

En el 2019 mi psicóloga me recomendó que escribiese 3 cosas buenas que me habían pasado en el día y que llevara constancia de ellas. Lo hice durante unos meses y me ayudó, aunque luego lo dejé estar. Una de las cosas que más me gustó de mi planer privado actual es el espacio al principio de la semana que está dedicado a ello. Cada día puedo anotar algo por lo que esté agradecida.

Anotar 1 cosa al día por la que estás agradecida te ayuda a ser más positiva.

No quiero darte la brasa con ese rollo de tener la mente abierta y ser positiva porque así llegan siempre las cosas buenas. Pero igual te digo que sí que ayuda. Ayuda ser positiva y ayuda un montón pensar en qué cosas buenas te han pasado en el día para anotar una de ellas. Yo lo hago al final del día y siempre me ayuda a ver que, oye, aunque hoy solo haya tenido tiempo de cocinar, ¡he cocinado! En ese momento me da igual si no he hecho las demás cosas porque, al menos, he conseguido hacer una. También te digo que en mi caso me ayuda mucho el pensar que, aunque no haya conseguido hacer más cosas, he llevado el día de la pequeña en condiciones. Suena a chiste, pero en los días malos es lo que más me consuela.

Ser agradecida me ayuda a ver el vaso medio lleno y a estar más motivada. Estando más motivada suelo utilizar mejor el tiempo. Y, si utilizo mejor mi tiempo, consigo hacer más. Te has dado cuenta, ¿verdad? Tiene algo de círculo vicioso, pero funciona.

 

¿Y qué pasa cuando no consigo hacer nada?

Espero de todo corazón no tener que contestarte a esa pregunta. Por supuesto, ¡no pasa nada! Mira, mientras escribo estas líneas he tenido un parón considerable (de nuevo) en la escritura, en las redes y en mi vida en general. Y todo ello porque, como te contaba al principio, en casa nos estamos adaptando a una nueva situación que, si bien no será constante, es la que tenemos ahora mismo. La más grande es mi vuelta al trabajo y, por supuesto, el comenzar con la guardería. Y te puedo asegurar que en estos días apenas consigo nada, pero ¿sabes qué? ¡Da igual! Y lo digo así, con una sonrisa, porque sé que vendrán otros tiempos.

La vida son ciclos y tenemos que acostumbrarnos a ellos. Si ya sabes desde un principio que se acerca una época difícil y puedes avanzar trabajo, ¡estupendo! Pero, en caso contrario, no tienes que agobiarte. Intenta disfrutar de cada momento y cada situación y ya llegará de nuevo una época que sea más tranquila. Mi consejo para los tiempos difíciles es y siempre será: haz, en la medida de lo posible, solo lo que te produzca satisfacción y te deje con una sonrisa. Tómate tiempo para leer, aunque sean diez minutos al día, da igual. Tómate un café (o un té) muy temprano en la mañana, cuando la vida familiar todavía no haya comenzado. Disfruta del silencio cuando lo haya. Esas cosas, a mí, me dan la vida.

 

Y como final…

Ahora mismo estoy reestructurando un poco el contenido del blog y el de mis redes sociales. Me he dado cuenta de que el ser mamá ocupa la mayor parte de mi tiempo y es algo que me encanta. Es por eso por lo que a partir de ahora, aunque te seguiré hablando de diseño para escritoras, también me estaré concentrando en la organización para escritoras que también son jóvenes mamás como yo. Todo lo que he aprendido en este primer año me gustaría que, con un poco de suerte, pudiese servirle de ayuda a alguien más.

Así que no dudes en ponerte en contacto conmigo en caso de que tengas dudas o preguntas o simplemente quieras conocer más sobre mi experiencia o algún tema en concreto. ¡Así me ayudarás a generar nuevas ideas para el contenido del blog!

Y, si lo que quieres es seguir leyendo sobre mi vida y consejos como mamá no dejes de pasarte por el artículo donde te cuento cómo es escribir con un bebé en casa. Quizás también te interese mi recomendación sobre 3 herramientas para ponerte a escribir.

¡Nos leemos en unas semanas!

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2 respuestas

  1. Cuando menos tiempo se tiene mas se consigue hacer porque uno se suele planear mejor. Cuando el tiempo sobra se tiende a dejar las cosas para mañana. Creo que el ser mamá, como bien nos cuentas, y a pesar de alguna que otra mala experiencia, te ha abierto una puerta gigante para explotar tu potencial, para disfrutar haciendo lo que te gusta sin descuidar lo que es tarea obligada. Lograr ese equilibrio cuesta mucho pero tus consejos siempre son un vaso de agua fresca para seguir en pos de la consecución de ese objetivo. Gracias por tu valioso aporte.

    1. ¡Totalmente de acuerdo! Al menos en mi experiencia, las fases y situaciones donde menos tiempo he tenido han sido las más productivas y creativas porque me obligaban a organizarme mejor y a seguir el plan, por decirlo así. Antes de maternidad estas fases eran muy esporádicas y, aunque ahora siguen siendo fases (porque la vida es cíclica, ya se sabe), creo que también se adquiere una disciplina que de antes no se conoce. Igual, siempre se puede conseguir trabajar de forma productiva sin invertir muchas horas y organizarse mejor, es cuestión de ponerse a ello 🙂

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