Es normal que cuando ves que tienes un montón de cosas por hacer y poco (o nada de) tiempo, te baje el sudor frío por la espalda. Yo no voy a decirte cómo conseguir hacer veinte tareas al día si además tienes un trabajo por cuenta ajena y una familia a la que querer. Eso no va con mi filosofía. Pero lo que sí vamos a ver hoy aquí es cómo mejorar la productividad para que hagas menos, pero lo hagas mejor.
Y esa, amiga, esa sí que es mi filosofía.
Así que, antes de ponernos al lío, quiero pedirte un favor: vacía la cabeza de todo lo que quieres que hacer hoy (o esta semana), hazte tu bebida caliente favorita y siéntate a seguir leyendo esto.
¿Que cómo puedes vaciar tu mente de lo que tienes que hacer? Fácil: anota en un folio todo lo que se te venga a la cabeza. Cualquier cosa, por pequeña que sea, que tengas que hacer. Y, luego, lo guardas en algún sitio donde no puedas verlo.
Al menos, de momento.
¿Tienes tu bebida? ¿Estás cómoda? Vale. Ahora sí. ¡Empezamos!
Cambia el chip
Lo primero es lo primero: no esperes fórmulas mágicas que te cambien la vida de hoy a mañana. Si alguien intenta venderte algo así, sal echando leches.
La productividad es un hábito como otro cualquiera. Es la capacidad de saber qué tienes que hacer y cuándo y cómo organizar tu tiempo para hacer lo mejor con él. Si alguien te dice que su método te va a funcionar al 100% y que podrás implementarlo en tu vida tal cual, te está mintiendo. Perdona que te lo diga de forma tan directa, de verdad, pero es una mentira muy gorda.
Tú eres tú. Tienes tu vida y tus responsabilidades. A lo mejor estás leyendo esto porque eres mamá, pero también puede que no lo seas.
Y, dicho esto, ya te estarás imaginando que nadie puede darte una estrategia prefabricada y asegurarte que te funcionará sí o sí. Porque tus horarios son otros, tus responsabilidades, lo que tienes que hacer y cuándo, también. Vamos, que tienes una vida diferente a la de la otra persona.
Por eso, a nivel de productividad, una siempre puede dar consejos (o decir cómo le funciona a ella) y tú podrás coger de aquí y allí lo que te interese o crees que pueda pasar con tu vida y tus rutinas.
Así que, por favor: cambia el chip y deja de creer en fórmulas mágicas. Ser una escritora productiva significará para ti algo diferente a lo que significa para otras. Piénsalo durante un momento.
¿Qué significa para ti ser productiva? ¿Conseguir hacer mucho en poco tiempo? ¿Hacer tus tareas clave del día en el tiempo que has dispuesto para ellas? ¿Escribir y publicar 3 novelas al año? ¿Ser constante en redes?
Piénsalo y anótalo para conseguir claridad.
Conseguir menos, se puede
Yo hago estos artículos pensando mucho en las escritoras mamá porque, si lo eres, sabes lo que tienes encima: una lista interminable de tareas en demasiados ámbitos. Pero si tú no eres mamá, también puede que tengas esa lista interminable. Así que, por norma general, estos consejos sirven para cualquier escritora que quiera ser un poco más productiva.
O que, al menos, quiera intentarlo.
Como madre cuesta mucho el meterte en la cabeza que puedes hacer menos en tu día a día y que nadie se va a morir por ello. Cuesta muchísimo porque te estalla la cabeza con todo lo que está pendiente. Tanto en casa, como en la familia, cosas de los niños, personales y en tu trabajo.
Pero sí puedes conseguir menos, sentirte igual de bien o incluso mejor y cuidar de tu salud mental al hacerlo. Para eso, solo necesitas lo que ya te decía antes: un cambio de chip.
Conseguir hoy limpiar tu lista de tareas no te va a hacer más productiva. Te dará una sensación pasajera de control que desaparecerá al día siguiente, cuando te enfrentes a la siguiente.
No quiero ser pesimista. Es solo que las horas son las que son. No hay más. En tus días no puedes hacer horas extra como las haces en el trabajo para tener 30 horas diarias en vez de 24.
Tienes las que tienes y has de hacer lo mejor con eso.
La productividad es un hábito en el tiempo que hay que empezarlo poco a poco. Y es uno, además, con el que hay que hacer muchos ajustes constantes. Porque lo que te funciona hoy, puede ser que no lo haga la semana que viene.
La vida es cíclica, recuérdalo. Y conseguir hacer menos sin que se acabe el mundo, se puede.
7 consejos para mejorar la productividad
Recuerdo que antes de la maternidad se me echaba el mundo encima cuando no conseguía quitar todos mis pendientes de la lista. Me sentía fatal y me consideraba una fracasada. Hoy me pregunto cómo fui capaz de dejarme pensar así, de verme a mí misma así.
Al principio de la maternidad también me pasaba.
Pero cuando mi pequeña cumplió los 6 meses, una conversación con mi pareja y un poco de comprensión por mí misma me hizo cambiar de opinión.
A ver, que tú eres muchas cosas. Puede que trabajes a jornada completa, tengas pareja y/o familia, niños a los que atender, un hogar que mantener, seas escritora y tengas que ocuparte de todo lo que eso conlleva. ¿Te estás dando cuenta de las horas que debería de tener tu día para llegar a todo?
Así que está bien que no lo consigas. Está bien que haya días en los que las tareas pendientes te sobrepasan y deberías de sentirte el doble de orgullosa de ti los días en los que consigues quitarlo todo de la lista.
A continuación, te dejo una lista con algunos trucos que me funcionan a mí y que, a lo mejor, podrían funcionarte a ti también. Aquí van mis 7 consejos para mejorar la productividad.
1. Divide las tareas por días y agrupa las similares
Dependiendo de cuánto tiempo tengas al día para dedicarte a lo que te propongas, esto variará un poco en cantidad. La cuestión es no llenarte la agenda de cosas que tienes que hacer porque todas son importantes y tienen que estar listas para ayer. No.
Divide tus tareas por días y agrúpalas lo mejor posible.
Por ejemplo. Hoy, lunes, te has dejado tres horas para tareas del hogar. Ahí ya tienes el grupo principal. Luego puedes anotar las tareas de la cocina juntas. O todo lo que tenga que ver con lavar la ropa. La cuestión es que aproveches el tiempo al máximo en un área concreta con tareas más pequeñas relacionadas.
Si vas saltando de una a otra y ninguna de ellas tienen nada que ver, tendrás que utilizar tiempo y fuerza mental para concentrarte en un tema completamente nuevo cada vez.
Dividiendo las tareas por días, además, estás creando una especie de horario a trabajar. Este horario será tu mejor amigo, así que no le des de lado.
2. Ten una tarea diaria roca y hazla primero
En mi caso, mi tarea roca diaria la subrayo en la agenda. De esta manera sé que eso será lo primero que haga cuando me ponga a trabajar.
Da igual lo que sea y da igual cómo empieces el día: tu tarea roca la haces la primera. ¿Y sabes por qué? Porque la tarea roca es la que más debería costarte. O la que más pereza te da, vamos. Y, si te la quitas de encima la primera, ya solo te queda tiempo para las demás, que te apetecen más.
Y no sabes lo a gusto que se queda una cuando se termina esa tarea. Cuando le has puesto el check en la agenda. ¡Qué gustazo!
Este consejo yo se lo aplico semana tras semana a programar Instagram. Todos los jueves, es lo primero que hago cuando me pongo a trabajar, después de haber dejado a la niña en la guardería. Pero, cuando me la he quitado de encima, suelo experimentar unas ganas inmensas de seguir haciendo cosas.
Lo que harás con esto es engañar un poco a tu cerebro. Y lo harás de varias formas, además. Lo engañarás realizando algo que en realidad te da mucha pereza pero que, una vez conseguido, te llenará de motivación. Lo engañas un poco también quitándote algo de la lista. No hay nada que motive más que ver tareas desaparecer por haber sido realizadas.
Sabes muy bien que, si vas dejando para después esa tarea que tanta pereza te da, se terminará el día (o la jornada laboral) sin que la hayas hecho. Y, amiga, qué quieres que te diga. Seguirá estando ahí mañana.
Así que, ¿por qué no hacerla hoy y quitártela ya de encima?
3. La planificación se hace antes de trabajar
Cuando otras personas recién se adentran en este mundo de la planificación (o todavía no han descubierto todo lo que tienen por hacer), que me digan que ellos anotan en la agenda sus tareas conforme las hacen o poco antes de comenzar, a mí me abruma.
La planificación de una novela se hace antes de escribir, ¿no? Entonces, ¿por qué debería de ser diferente en una jornada laboral?
Por supuesto, no planificas igual siendo asalariada en una empresa que trabajando por tu cuenta. Pero precisamente por ello es mucho más importante que, siendo emprendedora, planifiques ANTES de ponerte a trabajar.
Puedes hacerlo por la mañana temprano del lunes antes del café. O un día del fin de semana.
La cuestión es que planificarte la semana sin la perspectiva del trabajo que te queda por hacer (y que tendrás que empezar a hacer ya), te dará mejor visibilidad. Y te ayudará a que las horas laborales que tengas sean para lo que son: trabajar con foco.
4.Ten un horario de trabajo y respétalo
Esto suena a regla irrompible. Todo lo que yo te digo aquí lo puedes hacer tuyo o no y adaptarlo a lo que necesites. Pero tratar el tiempo que tienes como horario de trabajo también te ayuda.
Cuando trabajas para una empresa no llegas a la hora que te da la gana y te marchas una hora más tarde, ¿verdad que no? Tienes un horario que respetar y, si no te lo dan, tienes que cumplir tus horas diarias.
Pues en esto, igual. Si tienes dos horas diarias para trabajarlas, ese es tu horario laboral.
Y si el consejo de antes te lo has tomado bien en serio, entonces ya tendrás la planificación lista y podrás ponerte manos a la obra desde el primer momento.
Lo que conseguirás trabajando así es ver tu trabajo como escritora un trabajo como cualquier otro. Con sus reglas y sus horarios y, aunque algo más flexible, un trabajo, al fin y al cabo.
5. Trabaja con agenda o calendario y siempre con fechas
Yo no sé a ti, pero a mí pocas cosas hay que me estresen más que las listas de cosas pendientes sin fechas. Si no le pongo una fecha límite a una tarea, la voy postergando hasta la eternidad.
Por eso mi quinto consejo es muy sencillo: trabaja con el método que quieras, pero pon fechas a tus tareas. Primero, de esta forma te será más fácil dividir en días tus tareas. Segundo, poniéndote fechas estarás creando un límite para una tarea o proyecto concretos.
El método que utilices para recopilar tus tareas no me incumbe, de verdad que no. Por mí como si prefieres utilizar una servilleta de papel y ponerle fechas.
Lo importante es que puedas dividir las tareas por días, señalar tu tarea roca del día y que te ayude a planificar a corto, medio y largo plazo.
6. Replanificar no está prohibido
¡Que no cunda el pánico! Sobre todo, si eres mamá además de escritora, sabes lo que viene aquí.
No te agobies si un día, por cualquier imprevisto, no puedes dedicarte al trabajo o no consigues lo que te habías propuesto. Replanificar está permitido y, de hecho, lo prefiero a que te tengas que meter un atracón de tareas el viernes por la tarde.
Cuando los peques se ponen malos te lanzan todos los planes por la ventana sin contemplación alguna y tienes que comenzar a hacer malabares para ver cómo reorganizar lo que ya no podrás conseguir hacer hoy.
Ante todo, piensa si de verdad no tienes ningún momento en el día para hacer al menos una o dos de las tareas de la lista. A veces, mientras los peques hacen la siesta o se han ido a dormir por las noches, todavía tienes un resto de tiempo y energía que puedes invertir en alguna tarea que puedes quitarte hoy de encima para mañana. Pero, ojo: no te estoy aconsejando que te agobies a más no poder. Si no lo has conseguido hoy, tranquila.
Mañana será otro día. O la semana que viene, otra semana.
Jamás te sientas mal por tener que replanificar y ordenar de forma diferente todo lo que ya habías planeado para esta semana. Recuerda que, ante todo, eres humana y necesitas pausas y reposos.
7. Si ves que algo te sobrepasa: delega
Y aquí viene lo que tanto miedo nos da a los emprendedores: delega. Si vives solo de la escritura, te dará más miedo todavía. Porque te costará dinero.
Pero nunca tengas miedo de anteponer tu salud al dinero. Me explico: nunca tengas miedo de delegar cosas cuando ves que te está sobrepasando.
Existen las llamadas asistentes virtuales. Ellas están para hacer las tareas que tú no puedes o no quieres hacer. Las hay de todo tipo, además y para todos los gustos. Claro que sé lo difícil que te va a resultar soltar dinero para que otra persona haga un trabajo que tú haces gratis. Sí, lo sé, sé que no tienes dinero para ir regalando.
Pero piénsalo así: ni estás malgastando el dinero, ni tú lo haces gratis. Alguien que te ayude en una tarea concreta te estará devolviendo tiempo para otras cosas que son más importantes para ti. Como podría serlo escribir.
Aunque la palabra «delegar» suene algo rara (al menos a mí me lo parece), no tengas miedo de ella. Estarás ganando en tiempo, en salud y, quién sabe, a lo mejor ya no te salen canas verdes por darle de lado a una actividad que hacías con todo el odio de tu alma o no te llenaba tanto como debería.
Nadie te puede decir cómo funciona, pero…
Mira, ya te lo he dicho antes: nadie puede decirte que su método te va a funcionar tal cual.
Pero lo que sí puedes hacer es coger alguna técnica de aquí y de allá para crear el sistema que se adapte a ti, a tus rutinas y tus tareas. A lo que necesitas, vamos.
Los 7 consejos que te he expuesto aquí son muy generales. Y, aunque ya he hablado muchas veces sobre cómo lo hago yo, aquí un mini resumen (para que veas que aplico de lo que hablo):
- Anoto 3 tareas diarias. Máximo 5.
- Mi tarea roca la subrayo y es la primera que hago en el día.
- Me planifico la semana los domingos cuando la peque hace la siesta.
- Mi horario laboral fijo son los jueves y viernes de 8 a 12-12.30. De lunes a miércoles trabajo entre horas porque voy a la oficina.
- Trabajo con agenda(s) y calendario. Divido las tareas profesionales de las de casa en dos agendas diferentes y como extra anoto las fechas importantes en el calendario del ordenador que tengo sincronizado con todos mis dispositivos.
- En los días en los que mi planificación sale por los aires, no suelo dedicarme más que una hora o dos a mis tareas y luego intento encontrar algo que me relaje (leer, un café en silencio, ver una serie o calentarle la oreja a mi pareja hasta que me manda callar).
- Todavía no he visto la necesidad de delegar, pero siempre me pregunto dos y tres veces si una tarea es tan importante de verdad como me lo parece en un primer momento.
Pero, ante todo: recuerda que no estás sola y que Roma no se construyó en un día.
Y ahora sí, saca la lista de tareas
¿Te acuerdas de la lista del principio? Vale. Es hora de sacarla.
Pon a prueba los consejos de este artículo. Pruébalos durante una o dos semanas. No hay mejor forma de saber qué va a funcionarte y qué no. No dudes en desechar lo que no te funcione o de readaptarlo.
Crea el sistema que mejor te funcione. Sé creativa y no tengas miedo.
Y recuerda que si necesitas un empujoncito con tu organización, tengo una agenda digital para escritoras a la venta para el 2023. Viene cargada de contenido útil y espacio para anotar lo que es verdaderamente importante.