Somos todos unos pesados, ¿verdad? Queriendo darte consejos sobre planificarte, trazar un plan y pensar con tiempo lo que quieres hacer con tu libro antes incluso de que hayas comenzado a escribirlo. Eso de los planes, dices, no va contigo. Y creo que se me ha encomendado la tarea de decepcionarte una vez más.
La planificación es algo esencial. Si quieres llegar a ser un escritor de verdad, tendrás que aprender a planificarte, porque estoy segura de que algún día querrás vivir de esto, ¿cierto? Y no intento hablarte con la voz de la experiencia, porque a mí lo de vivir de escribir libros ahora mismo no me da ni para comprar churros. Pero eso no significa que quiera abandonar y dejarlo, sumirme en un trabajo a jornada completa durante el resto de mi vida hasta que pueda pensar en jubilarme (si es que algún día llegará a jubilarse alguien de mi generación) y esconder en un baúl mis deseos de llegar a vivir de lo que escribo, olvidándome de ese sueño. No, es todo lo contrario.
Porque yo ya tengo un plan. ¿Un plan? Sí, sí, un plan. No te voy a mentir diciéndote que me metí de cabeza en la universidad para, recién graduada, trabajar en algo que me hace profundamente infeliz. Porque resulta que adoro mi profesión como la que más. En mi caso, mi corazón y mi cabeza están divididos. Quiero diseñar por el resto de mi vida. Pero también quiero escribir hasta que se me caigan las manos.
¿Que estoy loca? Pues no serías el primero que me lo dice. Lo sé muy bien. Pero precisamente por eso quiero hablarte hoy de planificación y no del tipo de planificación que necesitas antes de sentarte a escribir. No. Quiero hablarte de una planificación más real, de tu meta de vida, de qué quieres conseguir con esas palabras que salen a borbotones de tu interior.
¿Sabes desde ya que quieres publicar tu libro? ¡Entonces tienes que planificarte!
Bien. Te voy a poner un ejemplo. Imagínate que te has pasado los últimos cuatro meses escribiendo como has podido hasta que has logrado acabar tu novela. Digamos que has ido quitándoles horas al sueño, a la comida, al descanso en general para poder tener tu primer borrador entre las manos. Pero, ahora que tienes 400 páginas escritas… ¿qué vas a hacer con ellas?
Y estoy segura de que la primera idea que se te pasa por la mente es la de publicar tu libro. Claro, es un pensamiento totalmente normal. Todos queremos ver nuestra obra publicada y que el resto del mundo pueda disfrutar de ella. Entonces te decides a publicar de verdad. Vale. Pero… ¿cómo lo haces? Comienzas a investigar y se te van abriendo un millón de posibilidades que nunca creíste posible. Y entonces empieza el caos.
Tu mente intenta guardar todos los datos que lees, cosa imposible, así que empiezas a anotar todos los detalles importantes, comenzando por temas básicos como: publicar de forma tradicional o autopublicar; contratar a un profesional u a otro para tu cubierta; dónde mandar a corregir tu novela; cómo crear tu marca personal y potenciarla al máximo; cómo sacar partido de tu blog como escritor y un millón de cosas más. Cuando ves el número de notas que has realizado en un par de horas, sientes que te va a estallar la cabeza, ¿verdad? En realidad, ya está a punto de estallarte solo con leer esto, si eres una persona como cualquier otra.
¿Entiendes ahora lo bueno que es planificarse? Al hacerlo, te estarás librando de agobiarte con una sobredosis de trabajo innecesario que solo hará que te desanimes y tires la toalla. Mi consejo es que te sientes contigo mismo una hora o dos antes de comenzar a escribir tu novela, a ser posible. Piensa en si tu objetivo es publicar tu historia de verdad, quizás solo quieras escribirla y dejarla guardada en un cajón, quién sabe. En caso de que te decidas por publicar, entonces agarra papel y boli y anota todo lo que se te pase por la cabeza, sin pensar mucho, de tareas a llevar a cabo una vez lista. Ahora que ya tienes una lista, puedes dividir entre tareas importantes, muy importantes o aquellas que puedes realizar conforme vayas teniendo tiempo. Sobre algunas de estas tareas hablaremos más detenidamente en otros artículos, pero ahora ya tienes al menos un pequeño plan.
Lo mejor de todo e incluso antes de este proceso es que reflexiones qué quieres conseguir con tu carrera como escritor. Si de verdad algún día quieres poder vivir de escribir, entonces necesitarás un plan a largo plazo. No te preocupes, no necesitas un plan muy complicado, no quieres conquistar el mundo y sumirlo a la destrucción, ¿cierto? Piensa cómo y con qué frecuencia quieres publicar tus libros y cuándo quieres comenzar. Piensa en cómo enfocar tu blog de autor, en caso de que te hayas decidido por tener uno. Haz una lista con tus objetivos en orden cronológico para los próximos cinco años de todo lo que quieres conseguir. Y recuerda que han de ser objetivos a los que puedas aspirar (no quieras hacerte con 20 millones de euros con la venta de tus libros de aquí al año que viene, por ejemplo). Tener estos objetivos en la mente te ayudará a trabajar de forma más estructurada, a saber de dónde sacar tiempo para invertirlo en las tareas de mayor prioridad y no perderás ninguna fecha importante de vista.
¡Planificarse es genial! ¡Disfrútalo!
¡Pero no te agobies! Planificarse es tan importante en nuestra actividad como escritores por algo. No tenemos a nadie sobre el hombro que nos diga lo que debemos hacer, ni nadie que controle nuestro trabajo o nos recuerde las fechas de entrega. Planificarse es genial, sí, y a mí al menos me ayuda a poder disfrutar un poco más de esta profesión a tiempo parcial. Pero también debes de ser capaz de ver cuando necesitas un descanso, unas vacaciones o desconectar de todo para que, al regresar, las ideas fluyan como un manantial. Al fin y al cabo, también tienes una vida real fuera de todas tus historias.
No te preocupes, con el tiempo irás adquiriendo sensibilidad por la planificación y te aseguro que llegará un momento en tu vida en el que la necesitarás para todo lo que hagas.
2 respuestas
La columna vertebral del éxito es el trabajo duro, la determinación, la disciplina, la buena planificación y la perseverancia.
Pienso también. Y un poquito de descanso para recargar energías y creatividad siempre 🙂