Puede que, si me sigues desde hace un tiempo, te hayas dado cuenta de que le doy bastante importancia a eso de tener una identidad visual y que es importante tenerla trabajaba para tu marca como escritor profesional.
Y no te creas que lo digo porque sí. Tener una identidad visual potente y bien trabajada puede ayudarte de muchas maneras y hacer que lectores potenciales te reconozcan sea donde sea que encuentren tu nombre o tu contenido.
Hoy te voy a contar un poco qué es la identidad visual de una marca, cómo puedes diseñar la tuya propia y para qué podrás utilizarla. Y al final del artículo, si lo prefieres, puedes ver todo este contenido en vídeo.
Qué es una identidad visual
La identidad visual de una marca es la representación gráfica de la misma y, en realidad, es una pequeña parte del todo, que es el branding de esa marca.
Engloba todo lo que es la parte de diseño y que resultará importante como los colores y las tipografías con las que vayas a trabajar, el logotipo que se diseñe, posibles iconos e incluso el packaging que se vaya a utilizar.
Lo primero que tienes que saber antes de comenzar a trabajar una identidad visual es qué te define a ti como escritor, en qué momento de tu carrera estás y cuál quieres que sea tu estrategia. Puede que esto no influya directamente en la parte visual de tu marca, pero sí que lo hará en tu comunicación y en la forma en la que lanzas el mensaje a tus posibles lectores.
Si tú no sabes cómo vas a definirte, será muy difícil crear una identidad visual para ti.
¿Por qué siempre hablo de ti como marca, si tú eres escritor? Porque tú serás tu propia marca y no tus libros. Eres la cara detrás de lo que escribes y es a ti a quien deberán de conocerte esos lectores.
Por eso es importante que sepas qué es todo lo que te define y cómo quieres mostrar antes de ponerte a trabajar tu identidad visual.
Por qué es importante que tengas una identidad visual como escritor
Como ya hemos dicho, la identidad visual de tu marca es toda la parte visual. Lo que significa que será también lo que vean posibles lectores o aquellos que incluso ya te conozcan.
Sí, es cierto, muchos de ellos sabrán reconocer tu pluma al leerte. Pero ahora mismo no estamos hablando de tus libros.
¿Qué es lo que verán esos lectores que todavía no te han leído y no te conocen de nada? Muy probablemente, lo que vean de ti en las redes sociales. O, a lo mejor, te conocerán a través de ferias o eventos presenciales.
Y, a menos que los cautives a la primera, necesitarán verte varias veces antes de que se decidan a comprar alguno de tus libros.
Ahora imagínate que te ven en diferentes lugares, pero no conocen tu cara. Y, además, en RRSS utilizas unos diseños que son completamente diferentes a los que utilizas en los marcapáginas que repartes en ferias y eventos. Y, si para colmo no saben cómo te ves, ¿cómo van a relacionar ambas cosas?
A lo mejor ya ves por dónde voy. La identidad visual es lo que le dará coherencia a tu marca y hará que la gente te reconozca allá donde vayas. Ese reconocimiento se da al utilizar elementos gráficos bien trabajados y es lo que calará en la mente de tu lector potencial que, al verte dos, tres, cuatro veces, le sonarás y, al final, terminará por reconocerte en cualquier lugar.
Si quieres ver más o menos a qué me refiero, puedes echarle un ojo a escritoras que lo hacen muy bien como Alba Cayuelas (RRSS y web), Bea Peidró (RRSS y web), Ana González Duque (RRSS y su web de MOLPE y El Fogón) o Paola C. Álvarez (RRSS y web).
Cómo diseñar tu identidad visual en 3 pasos
Yo siempre he sido de las que ha considerado muy complicado diseñar una identidad visual para mí misma porque me doy hasta asquito de todo lo que me conozco y siempre viene bien una visión externa para esto.
Sin embargo, liarte la manta a la cabeza y hacerlo tú mismo tampoco es tan arriesgado, ni ha de ser complicado. Pero sí que tienes que asegurarte de una cosa y es contar con la opinión de personas de tu entorno, pero que no son tú.
No significa que tengas que basar tu decisión solo en lo que los demás digan de ti o de lo que les enseñas, pero sí estaría bien que los escucharas con atención y tomaras en cuenta lo que dicen.
¿Por qué? Porque a veces estamos tan obcecados con algo que nos gusta ahora mismo que nos desviamos un poco del camino y olvidamos las cosas que de verdad nos definen.
A lo mejor te suena raro, pero diseñar las identidades visuales de los escritores que ponen sus proyectos en mis manos es una de mis partes favoritas. Me encanta escucharlos hablar sobre sí, cosas que les gustan y cosas que no y me ayuda a empaparme de cómo son y de sus reacciones.
A día de hoy son varios a los que, trabajando la identidad visual, he utilizado propuestas de colores arriesgadas que ellos jamás habían podido imaginarse y que han terminado siendo un acierto en sus marcas.
1. Crea una paleta de colores
Lo primero por lo que te recomendaría comenzar es creando una paleta de colores acorde a tu marca. En realidad, no hay un orden concreto en cómo debes de hacer este proceso, pero la experiencia me ha enseñado que, comenzando con los colores, te desentumeces. Además, suele ser la parte «más sencilla» trabajando en tu propia identidad visual.
Lo primero de todo es dejar claro qué colores te definen. No te decantes por esos colores que te gustan mucho ahora, sino por los colores que te han acompañado toda la vida. Antes de ponerte manos a la obra, haz notas sobre qué tipo de colores te gustan. No tienes que elegir un color en concreto. Puede que tus respuestas sean del tipo «me gustan los colores cálidos, más tirando a rojo que a marrón» o «me gustan los colores del mar».
Sean cuales sean esos colores, anótalo todo antes de empezar.
Y, una vez lo tengas, abre un documento de Canva con varias páginas para ponerte al lío. Como ves, ni siquiera necesitas tener ningún tipo de programa de diseño profesional.
Aquí te recomiendo que crees entre unas 3 y 5 paletas de colores apoyándote en lo que has reflexionado con anterioridad. Para ayudarte a elegir esos colores puedes valerte de páginas como Adobe Color, donde podrás incluso elegir una paleta de colores basándote en una imagen.
No te quedes con una de esas combinaciones ya hechas, arriésgate y prueba tú mismo a hacer tus propias combinaciones.
Aquí lo verdaderamente importante es que cada una de las paletas debería de tener 5 colores en total más el color blanco (que no se cuenta): un color principal, uno secundario, el color de énfasis, un color de fondo y el del cuerpo de texto.
2. Crea una combinación de tipografías
Ahora vamos a la parte de las tipografías (una de mis favoritas, la verdad). Para este paso contesta a la pregunta de qué es, a nivel visual, algo (o varias cosas) que te han definido en tu vida. Me refiero a estilos, por ejemplo, puedes contestar que te gustan las líneas rectas o lo vintage. Esto te ayudará a elegir posibles tipografías.
Cuando tengas las respuestas a esta pregunta regresa a tu documento de Canva. Aquí hay un detalle importante que has de tener en cuenta. Las tipografías que ves y puedes elegir en Canva son muy pocas veces las mismas que podrás utilizar en una página web. Existen tipografías más estándar (como la Poppins, Roboto u Open Sans) que podrás utilizar en ambos sitios sin problema. Pero esto no es lo normal.
Sin embargo, las tipografías de Google Fonts sí que podrás utilizarlas al trabajar tu página web y por eso te recomiendo que te bases en primer lugar en las de esta plataforma para elegir tu combinación de marca.
Si tienes Canva Pro puedes descargar las tipografías de Google e importarlas en Canva para que tu web y tus diseños de RRSS tengan siempre la misma tipografía. En caso contrario puede que requieras de una tipografía alternativa para tus publicaciones en RRSS.
Las combinaciones de tipografías deben de tener entre 2 y 3, nunca más. En primer lugar, elegirás una tipografía para los titulares, otra para los énfasis y, finalmente, la del cuerpo de texto. Si decides trabajar con 2 tipografías, la de los titulares y la del énfasis pueden ser la misma con diferenciación en el peso de la tipografía o en si están escritas o no en mayúsculas, por ejemplo.
Y asegúrate siempre de que las tipografías son legibles a cualquier tamaño.
3. Crea un logotipo
Ahora vas a combinar todo el trabajo anterior en el diseño de un logotipo. No te recomiendo nunca (pero de verdad, nunca) trabajar con los logotipos ya listos que te ofrece Canva. Básicamente porque son plantillas estándar que no tienen por qué tener nada que ver con lo que te define a ti y, segundo, porque habrá un montón más de gente en el mundo que utilice el mismo diseño que tú.
Por eso aquí es importante que te plantees en primer lugar qué son las cosas que te definen, esta vez a nivel visual y más físico. Es decir: una taza de té porque te encanta beberlo o notas de música porque también tocas un instrumento y tus novelas van mucho de obras musicales, por ejemplo.
Elige de las páginas anteriores una combinación de tipografías y una paleta de colores, escribe tu nombre y tu subtítulo (Escritor o escritora de novela romántica, por ejemplo) y combínalo en diferentes posiciones. Aquí puedes inspirarte en otros logotipos que encuentres en las imágenes de Google o en Freepik. Pero ojo, estoy diciendo inspirarte. Si utilizas un logotipo tal cual lo estás viendo en otro sitio estarás en lo mismo que con las plantillas de Canva.
Para este paso puedes apoyarte en los elementos gráficos que te ofrece Canva y personalizarlos a tu gusto hasta dar con una representación visual que te guste.
¿Eres de los que les va más el minimalismo y no quieres tener un icono en tu logo? ¡Sin problema! Juega con las tipografías y los colores. Aquí no hay reglas. Lo importante es que diseñes un logotipo del que puedas sacar una versión en negativo (ya sea con todo el texto en blanco o combinando con los colores de tu paleta) y que esa legible y esté todo alineado.
Para qué vas a necesitar esa identidad visual
Una vez lo tengas todo listo, organízalo en una página extra de ese documento: el logotipo en su versión de fondo blanco y en negativo, las tipografías con sus nombres y variaciones (en caso de que las utilices) y los colores con sus códigos hexa.
De esta manera, en caso de que en algún momento alguien trabaje algo por ti que tenga que ver con la parte visual de tu marca, podrás hacerle llegar este documento para que sepa con qué colores, tipografía y logotipos trabajar.
La identidad visual es muy importante a la hora de diseñar la página web, pero como te he dicho más arriba, también es importante utilizarla en todo lo que hagas como escritor o escritora, es decir, tus publicaciones en redes sociales (las portadas de tus vídeos o si creas carruseles, por ejemplo), la publicidad que puedas hacer o incluso el merchandising que diseñes para mandar con tus libros o regalar en ferias y eventos.
De esta forma estarás creando una relación visual en la mente de un posible lector que a lo mejor no te conoce todavía, pero que en algún momento estará listo para comprar alguno de tus libros (¡o todos!).
Conclusión
Como ves, tener una identidad visual es mucho más que elegir unos colores cualesquiera o coger los de la plantilla de turno en Canva. La cantidad de libros que se publican cada mes es abrumadora y así como tu libro debería de estar presentable para esos lectores, tú también deberías estarlo.
Si trabajas tu marca desde las entrañas y te decides por tener tu propia identidad visual, estarás dándole profesionalidad a tu carrera de escritor y ayudando así a los lectores a que puedan reconocerte sea donde sea que te vean o te encuentren.
Y si todo esto que has leído aquí te abruma un poco y prefieres verlo en vídeo, puedes echarle un ojo al tutorial completo en YouTube aquí abajo. Todos los meses te estaré trayendo un macrotutorial sobre un contenido concreto que puede ayudarte en esta área de tu carrera profesional de escritor (la del diseño, tu marca y el diseño de tu web).
Y al suscribirte a la newsletter podrás recibir los correos donde amplio el contenido de estos artículos todavía más, te doy tips de mi día a día o de mi experiencia sobre un tema en concreto y donde tendrás descuentos exclusivos en mis productos y/o servicios.